Era una lástima que tras el pequeño incidente con Ryanair me quedase ese mal sabor de boca de Oviedo. Así que decidí hacer algo que no había hecho nunca antes: poner una queja formal a una aerolínea.
Después de casi seis meses, AESA (agencia estatal de seguridad aérea) el organismo que se encarga de gestionar este y otros problemillas con las compañías, ha decidido darme la razón en el caso Salas contra Ryanair.
Al cabo de una hoja y media de espera , esta es la conclusión a la que ha llegado la agencia:
Ante la situación descrita, la compañía aérea encargada de efectuar el vuelo, deberá ofrecerle una compensación de 250 euros considerando que la distancia entre Asturias y Barcelona es de 711 Kilómetros (menos de 1.500 kilómetros).
Además del derecho a compensación, tendrá derecho al reembolso del billete, ya que no ha podido volar.
Como última cuestión, según lo dispuesto en el Reglamento 261/2004, si con motivo de la degeneración de embarque en el vuelo ha incurrido en algún gasto de locomoción, alojamiento, etc., siempre que lo pueda acreditar mediante los pertinentes justificantes, deberán remitirlos a la compañía aérea para su estudio y reembolso, en su caso, si procede.
El único inconveniente, no todo podía ser tan bonito, es que la resolución de la agencia no es de obligado cumplimiento. Vamos, que viene a ser una recomendación y esto a efectos prácticos significa que se lo pasan por el forro.
El siguiente episodio, mucho me temo, será en los tribunales.
Conclusión: lo barato sale caro, vuela con vueling.
El siguiente episodio, mucho me temo, será en los tribunales.
Conclusión: lo barato sale caro, vuela con vueling.